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martes, 27 de septiembre de 2011

La fábrica de obras por dentro


SOCIEDAD /  En los talleres del Teatro San Martín se fabrican trajes, escenografías y objetos. Cómo se trabaja en detrás de escena de una de las salas ícono de la calle Corrientes.
Por Daniela Rossi


CARPINTERÍA 

Arman y desarman según la ocasión. Extensiones de escenarios, estructuras móviles, partes de la escenografía. El área de carpintería trabaja, hoy, sobre el foso de la sala Casacuberta, en donde se presentará una versión alemana de un clásico de Shakespeare que requiere un gran despliegue escenográfico. Tienen sus máquinas debajo del escenario principal, en donde cortan y moldean las piezas. Después martillan y cortan en detalle en la misma sala. 


PELUQUERÍA Y MAQUILLAJE 

Abren la puerta y enseguida se acercan a un espejo y se retocan los labios rojos. "¡Siempre estamos preparadas!", bromean Laura Francés y Soledad Leal, peinadoras y maquilladoras que llevan más de 25 años en el teatro. En esa pequeña sala se hacen bigotes, barbas y pelucas: les ponen ruleros y las peinan como si se tratara de las cabezas de los actores. Cuando la función que sube al escenario es de un ballet o un elenco numeroso, los peines y pinceles de Laura, Soledad y las otras mujeres que allí trabajan se multiplican: "Esto se transforma en un nido de gente que entra de una manera y sale cambiada", se ríen. 


SASTRERÍA 

Formadas una detrás de la otra, frente al ventanal, están las máquinas que transforman telas en trajes. Y también están quienes lo hacen posible. Nélida López manda con las tijeras desde hace 30 años en el área de sastrería. Muestra el vestido dorado que está remendando, una tela antigua que ya no se consigue y hay que mantener en condiciones. "Me encanta lo que hago, lo amo: por eso todavía no me jubilé", dice sobre su trabajo. En las perchas cuelgan algunos de los cambios de "El burgués gentilhombre", para la que se usan más de 100 trajes. Sara Frías llegó desde el taller del Alvear hace diez años y recorre la sala con aguja en mano. Mirta Lauraghi pedalea en una máquina, y dice que siempre aprende algo nuevo: "Cada vestuarista trae una nueva propuesta, otra idea, y nosotras nos tenemos que adaptar", dice de los figurines que reciben ante cada nueva puesta teatral. Ahora trabajan sobre los trajes de "Salomé de chacras", y aseguran que por obra puede haber personajes con hasta cinco cambios de trajes. 


ESCULTURA 

El "Moisés" de Miguel Ángel toma forma. Laura Degui -estudiante de escenografía- lo modela en arcilla, a modo de práctica, para entrar en ritmo. Hace un mes está en el área de escultura y quiere acumular experiencia. En otra mesa, Marcela Alonso también trabaja en un rostro en arcilla. "Éste es por hobbie, pero siempre hay que hacer algo", cuenta sobre la tarea a la que se dedica hace casi 20 años en este lugar. De una soga cuelga un traje de látex usado en "El cordero de ojos azules". En un estante están los pies y manos de Hamlet, hechas con los pies de Marcela como molde: "Yo estuve en el escenario", bromea. "Es un lujo poder trabajar de lo que te gusta, y encima en el San Martín", dice sobre su oficio diario. 


PINTURA 

Ajustados con clavos en el piso, rodeados de tachos, pinceles y brochas, están los lienzos que esperan secarse. Son las primeras pruebas para la escenografía de las obras que subirán a cartel. Todavía les faltan los detalles. Nicolás Romano, uno de los últimos en incorporarse al área, boceta sobre papel los próximos diseños. Después tomará el pincel -extendido para llegar al centro de la tela- y hará lo que más le gusta: pintar. El resto de los que están en el área de escenografía abre puertas, descuelga escuadras, marca. "Acá siempre hay algo que hacer", dicen a la pasada, mientras se sientan frente a otro trabajo. Las manos en este taller siempre están en movimiento. 

Fotos: Alejandro Kaminetzky

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