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jueves, 27 de octubre de 2011

CULMINÓ LA PRIMERA ETAPA DEL HISTÓRICO JUICIO POR LOS CRÍMENES COMETIDOS EN EL CENTRO CLANDESTINO DE LA MARINA Condenan a prisión perpetua a los genocidas que actuaron en la ESMA Publicado el 27 de Octubre de 2011



Alfredo Astiz, Jorge “Tigre” Acosta, Ricardo Cavallo y Adolfo Donda son algunos de los 16 represores sentenciados por el Tribunal Oral Federal 5. Hubo dos absoluciones, que beneficiaron a Juan Carlos Rolón y Pablo García Velazco.
 
La “valiente muchachada de la ESMA”, como la llamó el genocida Jorge “Tigre” Acosta en sus últimas palabras, ya no seguirá impune. Después de 22 meses de audiencias, el Tribunal Oral Federal 5 leyó ayer por la noche la sentencia contra los 18 imputados en el juicio oral por delitos de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino emblema de la represión de la última dictadura militar: la ESMA. Los jueces condenaron a prisión perpetua a Alfredo Astiz y Jorge “Tigre” Acosta junto a otros diez marinos que integraron el Grupo de Tareas 3.3.2. También absolvieron a Juan Carlos Rolón y Pablo García Velazco, aunque las razones se conocerán recién el 26 de diciembre, cuando se leerán los fundamentos.
Ante la atenta mirada de funcionarios, organismos de Derechos Humanos, víctimas y familiares, los jueces Daniel Obligado, Germán Castelli y Ricardo Farías comenzaron a leer el esperado veredicto. Luego del formal rechazo a los pedidos de nulidad, de inconstitucionalidad y de prescripción formulados por las defensas de los acusados,  comenzaron a enumerar una a una las condenas. El tribunal condenó a prisión perpetua a Astiz, Acosta, Ricardo Cavallo, Jorge Radice, Antonio Pernías, Raúl Scheller, Oscar Montes, Alberto González, Néstor Savio, Adolfo Donda, Julio César Coronel y Ernesto Weber. En tanto, fijó penas de 25 años de prisión para Manuel García Tallada y Juan Carlos Fotea, mientras que Carlos Capdevilla fue sentenciado a 20 años de prisión y Juan Antonio Azic a 18 años.
Los únicos absueltos fueron Juan Carlos Rolón y Pablo García Velazco, quienes sin embargo seguirán detenidos ya que el mismo tribunal los mantiene en prisión preventiva por otras causas relacionadas con los delitos de la ESMA. El Tribunal dio por probada la culpabilidad de Astiz y Acosta en el secuestro, torturas y desaparición del Grupo de la Iglesia de la Santa Cruz, integrado por 12 personas, entre ellas las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Domon, y las primeras Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, María Ponce de Bianco y Esther Ballestrino de Careaga, secuestradas entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977, mientras preparaban una solicitada por los desaparecidos. Por ese delito también fueron encontrados culpables Cavallo,  Radice, Pernías, Savio, Gonzales, Scheller,  Coronel y Weber. Además de Gonzales Tallada y Juan Carlos Fotea.
La mayoría de los marinos también fueron condenados por el homicidio del  escritor y periodista Rodolfo Walsh, y el robo de sus bienes. Entre llantos, la viuda de Walsh, Lilia Ferreyra, escuchaba la sentencia mientras sostenía entre sus manos una copia a máquina que ella misma realizó de la copia original de la “Carta Abierta a la Junta Militar”. “La sentencia es una respuesta a este alegato de Walsh”, señaló emocionada.
 “Estas condenas implican un paso más en el camino de la Memoria, Verdad y Justicia”, señaló el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, quien estuvo presente en la sala de audiencias junto a su subsecretario,  Luis Alen. También presenciaron la sentencia buena parte de los organismos de Derechos Humanos: Estela de Carlotto estuvo sentada junto a los abogados que representaban la querella de Abuelas de Plaza de Mayo. También hubo miembros de Madres Línea Fundadora y de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, varios de ellos querellantes como Enrique Fuckman y Carlos Lordkipanidse.
La jornada de ayer comenzó con demoras y serias fallas en la organización. Los familiares y sobrevivientes hicieron largas colas junto a la prensa para intentar acreditarse e ingresar al juicio. Al igual que en los casi dos años de proceso, la audiencia comenzó con retraso, dos horas después de que fuera convocada por el TOF 5.
Los familiares y víctimas que lograron ingresar se sentaron en la planta baja de la Sala Amia. Allí desplegaron fotos y carteles con los nombres de los desaparecidos. Una vez leída la sentencia, mientras los condenados se retiraban con las manos esposadas entre las piernas, los despidieron con el ya clásico cantito: “¡30 mil compañeros desaparecidos presentes, ahora y siempre!”. La lectura transcurrió con normalidad, aunque Obligado, el presidente del tribunal, amenazó con vaciar la bandeja superior, donde estaban los familiares de los represores, que gritaban y silbaban ante las condenas. Allí estuvieron Cecilia Pando y la hermana de Astiz, quienes despidieron a los marinos con el himno y un “aguante muchachos”.  <

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