laorejagigante

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domingo, 26 de febrero de 2012

La verdad sobre Grecia

El célebre músico Mikis Theodorakis brindó un emotivo discurso en la plaza Sintagma.
Existe una conspiración internacional cuyo objetivo es darle a mi país el golpe de gracia. El asalto se inició en 1975 contra la cultura griega moderna; luego continuó con la descomposición de nuestra historia reciente y nuestra identidad nacional y, ahora, trata de exterminarnos físicamente con el desempleo, el hambre y la miseria. Si los griegos no se sublevan para detenerlos, el riesgo de extinción de Grecia es real. Podría ocurrir en los próximos diez años. Lo único que sobreviviría a nuestro país sería el recuerdo de nuestra civilización y de nuestras luchas por la libertad.
Hasta 2009, la situación económica en Grecia no era muy grave. Las grandes heridas de nuestra economía fueron el excesivo gasto militar y la corrupción de una parte del mundo político, financiero y de los medios. Pero también son responsables algunos países extranjeros, entre ellos Alemania, Francia, Inglaterra y Estados Unidos, que ganaron miles de millones de euros a costa de nuestra riqueza nacional vendiéndonos año tras año equipamiento militar. Esta hemorragia constante nos impidió avanzar mientras que enriquecía a otros países. Lo mismo se podría decir en lo que respecta al problema de la corrupción. Por ejemplo, la empresa alemana Siemens tenía una agencia especial dedicada a corromper a los griegos con el fin de que éstos diesen preferencia a sus productos en nuestro mercado. Así, hemos sido víctimas de este dúo de depredadores, alemanes y griegos, que se enriquecieron a costa del país.
Es obvio que estas dos grandes heridas podrían haberse evitado si los líderes de ambos partidos políticos proyanquis no se hubiesen dejado corromper. Esa riqueza, producto del trabajo del pueblo griego, se drenó hacia países extranjeros y los políticos trataron de compensar las pérdidas mediante préstamos excesivos que dieron lugar a una deuda de 300 billones de euros, un 130% del Producto Nacional Bruto.
Con una estafa así, los extranjeros ganaban por partida doble: en primer lugar mediante la venta de armas y de sus productos y, en segundo, con los intereses sobre el capital que le prestaban al gobierno, no al pueblo griego que, como hemos visto, fue la principal víctima en ambos casos.
El año pasado, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, declaró que era consciente de la masiva fuga de capital que tenía lugar en Grecia a causa del alto costo del material militar, comprado principalmente a Alemania y Francia. Añadió que había llegado a la conclusión de que los fabricantes de armas nos estaban llevando a un desastre seguro. Sin embargo, confesó que no hizo nada para contrarrestarlo… ¡Para no perjudicar los intereses de países amigos!
En 2009, el Pasok de Papandreu obtuvo el 44% de los votos. Ahora, las encuestas no le dan más del 6%.
Papandreu habría podido enfrentarse a la crisis económica (que era un reflejo de la de Europa) con préstamos bancarios al interés habitual, es decir, por debajo del 5%. Si lo hubiera hecho, nuestro país no habría tenido problemas. Como estábamos en una fase de crecimiento económico, nuestro nivel de vida habría mejorado.
A continuación, Papandreu y su ministro de Hacienda iniciaron una campaña de descrédito que duró cinco meses, durante los cuales trataron de persuadir a los extranjeros de que Grecia, al igual que el Titanic, se estaba hundiendo y de que los griegos son corruptos, perezosos e incapaces de hacer frente a las necesidades del país. Las tasas de interés subían después de cada una de sus declaraciones y todo eso contribuyó a que Grecia dejase de poder contraer préstamos y nuestra adhesión a los dictados del FMI y del Banco Central Europeo se convirtiese en una operación de rescate que, en realidad, es el principio de nuestro fin.
Pero en el verano de 2009, cuando Papandreu se reunió en secreto con Strauss-Kahn para poner a Grecia bajo la tutela del FMI, ya había iniciado su conspiración contra el pueblo griego. Fue el exdirector del FMI quien hizo esta revelación.
Para lograrlo, fue necesario falsificar la situación económica de nuestro país con el fin de que los bancos extranjeros se asustasen y aumentasen hasta niveles prohibitivos las tasas de interés que exigían por los préstamos. Aquella costosa operación se inició con el incremento artificial del déficit público, desde el 12% al 15% para el año 2009.
En mayo de 2010, el ministro de Finanzas firmó el Memorándum, es decir, la sumisión de Grecia a nuestros prestamistas. Según la ley griega, la adopción de un acuerdo como éste debe presentarse al Parlamento y necesita la aprobación de las tres quintas partes de los diputados. Eso significa que tanto el memorándum como la troika que nos gobierna son ilegales, no sólo desde el punto de vista de la legislación griega, sino también de la europea.
Desde entonces, si considerásemos que nuestro viaje hacia la muerte es una escalera de veinte peldaños, ya hemos recorrido más de la mitad del camino. El Memorándum regala a los extranjeros nuestra independencia nacional y la propiedad de la nación, es decir, nuestros puertos, aeropuertos, carreteras, electricidad, agua, todos los recursos naturales (subterráneos y submarinos), etc. A éstos hay que añadir nuestros monumentos históricos, como la Acrópolis, Delfos, Olimpia, Epidauro y otros, ya que hemos decidido no hacer valer nuestros derechos.
La producción ha disminuido, la tasa de desempleo ha aumentado hasta el 18%, 800.000 negocios, miles de fábricas y cientos de artesanos han cerrado. Un total de 432.000 empresas han quebrado. Decenas de miles de científicos jóvenes están abandonando nuestro país, que se hunde cada vez más en las tinieblas de la Edad Media. Millares de personas que tenían una buena posición hasta hace poco, ahora buscan comida en los contenedores de basura y duermen en las aceras.
Hoy, domingo 12 de febrero, Manolis Glezos –el héroe que arrancó la cruz gamada de la Acrópolis y con ello dio la señal que marcó el comienzo no sólo de la resistencia griega, sino también la resistencia europea contra Hitler– y yo vamos a participar en una manifestación en Atenas. Nuestras calles y plazas se llenarán de cientos de miles de griegos que expresan su ira contra el gobierno y la troika.
Ayer escuché a nuestro primer ministro-banquero cuando, dirigiéndose al pueblo, dijo que ya casi hemos tocado fondo. Pero ¿quién nos ha llevado a ese fondo en sólo dos años? Son los mismos que, en vez de estar en la cárcel, amenazan a los diputados con votar un nuevo Memorándum peor que el anterior. ¿Por qué? Porque eso es lo que el FMI y el Eurogrupo nos obligan a hacer con amenazas: si no obedecemos, será la quiebra... Es una situación totalmente absurda. Grupos griegos y extranjeros que nos odian y que son los únicos responsables de la situación en que está nuestro país, nos amenazan y nos chantajean para seguir destruyéndonos hasta nuestra extinción definitiva.
Luché con las armas en la mano contra la ocupación nazi. Conocí los calabozos de la Gestapo. Fui condenado a muerte por los alemanes y sobreviví milagrosamente. En 1967, fundé el Frente Patriótico (Patriotikò Mètopo, PMA), la primera organización de resistencia contra la junta militar. He luchado en la clandestinidad. Fui detenido y encarcelado en el matadero de la policía de la Junta. Pero sigo aquí. Tengo 87 años y es muy probable que el día de la salvación de mi querida patria no esté entre vosotros. Pero voy a morir con la conciencia tranquila, porque cumpliré hasta el final con mi deber para con los ideales de libertad y derecho.

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