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jueves, 23 de mayo de 2013

Mercedes, un pueblo cruzado por el rechazo a la figura del genocida Videla Organizaciones sociales y políticas se reunieron en la plaza central para manifestar su repudio. Sin embargo, mientras algunos se niegan de lleno a aceptar el cuerpo, otros consideran que "los familiares tiene que poder visitar la tumba".

Eran las 7 de la tarde en el cementerio de la localidad bonaerense de Mercedes y el cuerpo del genocida Jorge Rafael Videla no había llegado. Las puertas de hierro se cerraron y, hasta las 7 de la mañana de hoy, no las volverían a abrir. En tanto, en la plaza principal del pueblo, organizaciones políticas y sociales se juntaron para repudiar la figura del represor, nacido en esos pagos. La discusión sobre si debían aceptar sus restos o no, atravesaba a los vecinos.
La familia Videla tiene dos panteones en el cementerio de Mercedes: uno adentro, en la primera fila, y otro afuera, en el anexo. Ambos son fácilmente accesibles para quien quiera visitarlos. "Acá puede que vengan a las 4 de la mañana y por orden del juez se tenga que abrir el cementerio y enterrarlo", especulaba uno de los cuidadores, que nunca había visto tanto despliegue mediático en las afueras del pueblo.
Sin embargo, el director de Derechos Humanos mercedino, Marcelo Melo, desmintió esa posibilidad. "Adherimos al acto, repudiamos al genocida más grande de la historia del país que lamentablemente nació acá, pero no podemos pagar con la misma moneda, y los familiares tienen que poder ir a visitar la tumba", sostuvo el funcionario.
La discusión en el pueblo comenzó el domingo por la noche, cuando militantes de distintos partidos, incluso enfrentados, comenzaron a llamarse por teléfono para saber qué iban a hacer. Algunas fuerzas plantearon su rechazo a que el genocida quede enterrado en el mismo lugar donde están los pocos cuerpos de las víctimas mercedinas de la represión, entre ellos, los tres curas palotinos fusilados en la Iglesia de San Patricio, en el barrio porteño de Belgrano.
En cambio, hay quienes sostienen que "en algún lado del país tiene que quedar enterrado". Por caso, es el argumento de Javier Casaretto, que sobrevivió a la dictadura luego de haber sido secuestrado en diciembre de 1975, cuando militaba en la Juventud Peronista y que, ya en democracia, fundó la Comisión de Familiares y Amigos de desaparecidos y asesinados por la dictadura de Mercedes.
Casaretto dio cuenta de la complejidad histórica que atraviesa a su pueblo. Mientras dos de los integrantes de la Primera Junta Militar nacieron allí, Videla y Orlando Ramón Agosti, hay un total de 22 víctimas de la represión. Es un número alto para un pueblo chico como era Mercedes durante el golpe de Estado, lo que refleja un alto nivel de participación política. También, como lo mostraron los carteles con las historias de las víctimas que la municipalidad instaló en los paredones que rodean al cementerio, muchas fueron jóvenes que estudiaban en la Universidad de La Plata. "Mercedes tiene las familias típicas, de donde salieron Videla y Agosti, que apoyaron la dictadura, pero también instalamos los actos del 24 de marzo ya en los '80", relata Casaretto.
Si bien ahora la militancia local tiene múltiples expresiones, la historia política de esta ciudad se dividió entre peronistas y radicales. Desde la oposición al intendente peronista local, Carlos Selva, el ex militante de la UCR José Luis Ramos, actual concejal del GEN, explicó por qué no se opone a que Videla quede enterrado en su ciudad. "En algún lado lo van a tener que depositar", argumentó. "Este es un pueblo chico, estamos atravesados por miles de matices", agregó. Reivindicando sus años de política radical. Ramos recordó que la única pena firme con la que murió el dictador fue la que se llevó tras el Juicio a las Juntas.
De todo el debate que atraviesa a los vecinos, quedó como saldo el encuentro que se realizó ayer en la Plaza San Martín, convocado además por los partidos Comunista, Forja, UCR, Frente Mercedino para la Victoria, PJ, Agrupación 17 de octubre, GEN y Coalición Cívica, entre otros. Y si bien cada fuerza sacó su propio documento, acordaron un texto en común de repudio al genocida que nació en esos pagos en 1925.
El juez federal Nº 3 de Morón, Juan Pablo Salas, ya había autorizado a los Videla a retirar el cuerpo el martes. Sin embargo, hasta anoche, ninguna de las dos funerarias locales habían sido contactada por la familia.
El acto en la plaza se cerró con temas de Charly García y León Gieco, mientras se entonaba el clásico cantito "como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar". Algunos vecinos especulaban que el cuerpo de Videla termine en un cementerio privado de Pilar. Otros, que podrían llevarlo a la provincia de San Luis, de donde era oriundo su padre.
Lo cierto es que, por esas horas en Mercedes, nadie sabía dónde estaba el cadáver del represor. Tan solo su familia.

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